El avión Airbus-340 en el que viajábamos era europeo y muy moderno. Mi compañero de asiento, divertido ante mi excitación, resumió mi estado; "¿Esta es tu primera vez? Qué bien, vas a perder la virginidad de la mejor manera posible. No siempre se viaja en este tipo de avión".
Abrochados los cinturones, el avión comenzó a moverse. ¿Ya vamos a despegar?, me preguntaba yo. Pues no, resultó ser que, por el tamaño del avión tuvimos que recorrer 4 kilómetros para alcanzar la velocidad necesaria. De eso me di cuenta cuando aumentó la aceleración y de pronto, pum, ya estábamos en el aire. Con cosquillas en la parte baja del estómago, vi cómo en segundos nos alejábamos de la tierra y entrábamos en la capa de nubes. Todo se veía blanco y, en un abrir y cerrar de ojos, se convirtió en azul
Episodio IV-a: Del catering y algo más
Mis conclusiones: Sí, es poco, minidosis en realidad. Y la calidad es muy buena, así que esa parte de las leyendas era mentira. Ahí tuve la oportunidad de tomar mi último refresco Ciego Montero en todo un año. ¿En Venezuela lo venderán?
Como ustedes saben, yo tengo una imaginación fructífera y siempre había querido conocer las diemsiones reales de un lavabo en un avión. Amigos, ese espacio e
s diminuto, una persona gruesa sufriría tratando de entrar o de salir. Y si los medios de comunicación les venden la romántica idea de una pareja amorosa en uno de esos lugares ¡no se la crean! Un solo ser humano apenas cabe, imagínense dos.
(Continuará)